Buracona

Buracona, más conocida como “Olho Azul” o “Ojo Azul”, es una joya natural ubicada en la isla de Sal, en Cabo Verde. Este maravilloso lugar está situado en una zona remota del noroeste de la isla, enclavado entre rocas volcánicas que se ciernen sobre el océano, ofreciendo una piscina natural única donde los colores se funden en un espectáculo visual que encanta a cada visitante. El Ojo Azul es una cavidad submarina que, iluminada por los rayos del sol, revela mágicos tonos de azul y turquesa, haciendo que el agua sea cristalina y creando un extraordinario efecto visual que recuerda al iris de un ojo.

El paisaje escénico que rodea Buracona es igualmente cautivador. Las rocas volcánicas negras, esculpidas por los vientos alisios y las olas del océano, enmarcan un abismo de aproximadamente 2 metros por 3 metros de diámetro, creando un contraste de colores entre la roca negra y el agua azul profunda. La costa que se extiende desde Palmeira hasta Buracona es una ruta pintoresca, donde el paisaje accidentado con altos acantilados está constantemente moldeado por las olas del mar que chocan contra la roca volcánica, creando una piscina natural de agua de mar. Este lugar es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza y ofrece la oportunidad de darse un chapuzón en esta maravilla natural, aunque nadar puede ser peligroso en días de viento.

El contexto circundante se enriquece con la presencia del Monte Monte Leste, por un lado, y el océano turbulento por el otro, mientras que el resto del paisaje desaparece en un desierto llano y rocoso. El aventurero viaje por un camino mixto de grava y arena de aproximadamente 5 kilómetros con baches y pequeñas rocas que conecta Palmeira con Buracona se puede realizar con una scooter o motocicleta alquilada, aunque un quad o un jeep pueden ofrecer un paseo más cómodo.

Buracona no es únicamente una experiencia visual, sino también una oportunidad de exploración: los amantes del buceo pueden verse tentados por las cuevas y grutas escondidas en esta fantástica zona, siempre respetando las condiciones climáticas y las normas de seguridad. Además, los visitantes pueden completar la experiencia con una parada en un restaurante local, donde podrán disfrutar de una cena de langosta mientras disfrutan de una vista inolvidable. El precio de la entrada a Buracona es de 3 euros, un pequeño gasto que se justifica plenamente una vez inmerso en tanta belleza natural. Y para llevarte un recuerdo de la aventura, puedes visitar la tienda de regalos ubicada en la entrada, que vende una amplia gama de productos locales, desde Grog, una bebida alcohólica local, hasta joyería hecha a mano.